LOS BECERRA
domingo, 22 de septiembre de 2013
L
A FAMILIA
UNA PROCLAMACIÓN PARA EL MUNDO
LA PRIMERA PRESIDENCIA Y EL CONSEJO DE LOS DOCE APÓSTOLES
DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍA
NOSOTROS, LA PRIMERA PRESIDENCIA y el Consejo
de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días, solemnemente proclamamos que
el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por
Dios y que la familia es la parte central del plan del Creador
para el destino eterno de Sus hijos.
TODOS LOS SERES HUMANOS, hombres y mujeres,
son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo
o hija espiritual de padres celestiales y, como tal, cada uno
tiene una naturaleza y un destino divinos. El ser hombre
o mujer es una característica esencial de la identidad y el propósito
eternos de los seres humanos en la vida premortal, mortal,
y eterna.
EN LA VIDA PREMORTAL, los hijos y las hijas espirituales
de Dios lo conocieron y lo adoraron como su Padre Eterno,
y aceptaron Su plan por el cual obtendrían un cuerpo físico y
ganarían experiencias terrenales para progresar hacia la perfección
y finalmente cumplir su destino divino como herederos
de la vida eterna. El plan divino de felicidad permite que
las relaciones familiares se perpetúen más allá del sepulcro.
Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles en los
santos templos permiten que las personas regresen a la presencia
de Dios y que las familias sean unidas eternamente.
EL PRIMER MANDAMIENTO que Dios les dio a Adán
y a Eva tenía que ver con el potencial que, como esposo y
esposa, tenían de ser padres. Declaramos que el mandamiento
que Dios dio a sus hijos de multiplicarse y henchir la tierra
permanece inalterable. También declaramos que Dios ha
mandado que los sagrados poderes de la procreación se deben
utilizar sólo entre el hombre y la mujer legítimamente
casados, como esposo y esposa.
DECLARAMOS que la forma por medio de la cual se crea la
vida mortal fue establecida por decreto divino. Afirmamos la
santidad de la vida y su importancia en el plan eterno de Dios.
EL ESPOSO Y LA ESPOSA tienen la solemne responsabilidad
de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sus hijos.
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos” (Salmos 127:3)
Los padres tienen la responsabilidad sagrada de educar a sus
hijos dentro del amor y la rectitud, de proveer para sus necesidades
físicas y espirituales, de enseñarles a amar y a servirse el
uno al otro, de guardar los mandamientos de Dios y de ser
ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan. Los
esposos y las esposas, madres y padres, serán responsables ante
Dios del cumplimiento de estas obligaciones.
LA FAMILIA es ordenada por Dios. El matrimonio entre el
hombre y la mujer es esencial para Su plan eterno. Los hijos
tienen el derecho de nacer dentro de los lazos del matrimonio,
y de ser criados por un padre y una madre que honran sus promesas
matrimoniales con fidelidad completa. Hay más posibilidades
de lograr la felicidad en la vida familiar cuando se basa
en las enseñanzas del Señor Jesucristo. Los matrimonios y las
familias que logran tener éxito se establecen y mantienen
sobre los principios de la fe, la oración, el arrepentimiento,
el perdón, el respeto, el amor, la compasión, el trabajo y las
actividades recreativas edificantes. Por designio divino, el
padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud
y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle las
cosas necesarias de la vida. La responsabilidad primordial de la
madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades sagradas,
el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse
mutuamente. Las incapacidades físicas, la muerte u otras
circunstancias pueden requerir una adaptación individual.
Otros familiares deben ayudar cuando sea necesario.
ADVERTIMOS a las personas que violan los convenios de
castidad, que abusan de su cónyuge o de sus hijos, o que no
cumplen con sus responsabilidades familiares, que un día deberán
responder ante Dios. Aún más, advertimos que la desintegración
de la familia traerá sobre el individuo, las
comunidades y las naciones las calamidades predichas por
los profetas antiguos y modernos.
HACEMOS UN LLAMADO a los ciudadanos responsables
y a los representantes de los gobiernos de todo el mundo a fin
de que ayuden a promover medidas destinadas a fortalecer la
familia y mantenerla como base fundamental de la sociedad.
‹
›
Inicio
Ver versión web