viernes, 26 de septiembre de 2014

Cumpleaños de la Tia Esperanza.

El día Domino 21 de Septiembre,  fuimos mi papá y yo a Pachuca a visitar a tia Pera por su cumpleaños no.  95 .  La prima Rosi  nos había llamado y comentado que mi tía, aún habiendo tenido  problemas de salud días atrás, si tenía ánimos de festejar su cumple.   Rosi, siempre tan atenta, nos recibió con una rica barbacoa , consome, pastel y gelatina. Dice que se le preguntó a la tía qué quería para ese día y ella pidió barbacoa. Efectivamente , tía Pera comió de todo, aunque poquito.  Al principio , estaba un poco sorprendida de ver a tanta gente,  pues además de nosotros acudieron más familiares,  entre ellos su hermana Minerva, sobrinos y  amigos . Mi tía Esperanza estuvo muy contenta  y platico con sus hermanos.  A sus 95 años sigue con una fortaleza admirable. Como dato chusco les platíco: En su pastel había un numero 9 y un número 5 de velitas, pues ella estiro su mano y retiro del pastel la velita del 9. Osea que se quiere quitar 90 años!!.

Aunque con carencias en su infancia y juventud, la vida de mi tía Esperanza se ha caracterizado por ser de mucha disciplina y convicción. Fue buena hija y hermana. En lo profesional, muy buena maestra y es excelente madre y abuela . Para mi  es una tía que da  muestra de una vida de trabajo y esfuerzo  . Ella nos enseña que cada día  hay que ser fuerte ante toda adversidad y que como ella ahora dice " Los árboles mueren de pie" . MUCHAS FELICIDADES POR ESOS 95 AÑOS BIEN VIVIDOS!!

A Rosi y Dulce Abril, nuestro reconocimiento y  agradecimiento por la labor de cuidados y atenciones para con mi tía, Dios les siga dando fuerza y paciencia para esta etapa.  Muchas Gracias por darnos la oportunidad de haber convivido con Ustedes!!.  ATT. Lourdes Becerra H.




domingo, 22 de septiembre de 2013


jueves, 26 de abril de 2012

Al fin .... se ha encontrado el origen de tan ilustre apellido !!!!  Aunque se identifica inicialmente en Género Masculino su significado es:   

  BECERRO -
  Que ve u observa una loma, colina o montaña pequeña.  

Aplausos !!!  

jueves, 5 de abril de 2012


lunes, 20 de febrero de 2012

Habemus Doitora


Annuntio vobis gaudium magnum;
Habemus Doitora:
Eminentissimum ac reverendissimum Deesset,
Dominum [Janet]
Doitora in hospitalis ABC
Qui sibi nomen imposuit [Doitora House]


No hay fecha que no se cumpla, , el día ha llegado, por fin el sueño que tuvo mi madre se ha realizado. Me la imagino con una sonrisa al ver que su nieta cumplió su tan anhelado sueño, que un miembro de su familia sea medico. Ninguno de sus 4 hijos nos inclinamos por esa profesión pero tuvo que venir Janet para mostrarnos  que si se pudo.

¿Por qué tendría mi mamá ese deseo tan marcado? Buscando la respuesta , creo yo encontrarla en su vida laboral donde pudo trabar amistad y hasta noviasgos con médicos. Recuerdo a mi padre que en plan de burla mencionaba insistentemente a uno de ellos como “El Patotas” ò “El castor” y viendo algunas fotos de ella por los años cuarentas , quizás cincuentas siempre andaba rodeada de amigos médicos y supongo que por aquellas épocas un medico era una persona fuera de lo común, al cual se les llegaba a admirar y socialmente era un prometedor “buen partido”.

Ah se me olvida mencionar que la vida da vueltas y para muestra esta que un amigo de Janet de la secundaria y al cual sigue frecuentando ,  no es el patotas pero si  tiene el bien ganado sobrenombre de “El manotas” (por algo será)

Rubén Ortiz





lunes, 13 de febrero de 2012

El deseo cumplido

Nos vamos a pasar navidad en México, nos dijo mi papá una noche, iremos a casa de los abuelos en Asperón. Se hicieron los preparativos, y llegó la fecha de partir, salimos por la tarde de Aguascalientes, todavía con luz y tomamos carretera. Íbamos en el Rambler color verde agua flamantito ya no fuimos en el Plymouth verde. Yo pude acomodarme en el medallon trasero acostado, para distraernos nos dijo mi madre. A ver quien ve la primera estrella, para que pida un deseo, y todos pegados a las ventanillas buscabamos en un cielo que aun no oscurecía la estrella que nos permitiera ser el afortunado que pediría un deseo. yo tenía una posicion ventajosa pues mi panorama en el medallón trasero era inmejorable y así fue de favorable que de pronto divisé una estrella y rápido grité ahi está, es mi estrella, veanla todos asintieron que yo lo habia conseguido. Guarde silencio y me concentré a pedir mi deseo de recibir un regalo que añoraba. Legamos a México habiendo hecho escala en algun poblado que no recuerdo.Llegó la Navidad y los regalos, cuando abri mi regalo quede pasmado, al quitar los papeles de envoltura de mi regalo quedó al descubierto un arco y flechas, El deseo cumplido de mi peticion al cielo. Nunca he olvidado ese increíble momento en que la dicha inundo mi corazón.
Raul Becerra

miércoles, 1 de febrero de 2012

Mis Recuerdos Maravillosos - Casa de Tía Chole

Son las 2:40 de la madrugada del 20 de Agosto del 2011 y he tenido a bien leer el Blog de los Becerra hace ya más de 2 horas y desde entonces, no he podido “pegar el ojo” pues me he encontrado con el relato de la Casa de Tía Chole …. un relato muy bien escrito y al más puro estilo del Primo Rubén ... Ojalá y algún día se te quite la flojerita y nos deleite con más escritos como ese.

Pensé en escribir en el blog, pero parece ser que olvidé la contraseña y he tomado la decisión de escribir algunas ideas al estilo de una carta, como cuando mi Prima Gaby escribía a mi Mamí con una caligrafía perfectamente estilizada que me deleitaba la pupila cuando tenía oportunidad de leerla… creo que bien puede ser este recuerdo, motivo para realizar otro relato de esta índole… sigo….

Me transporto a los años 70’s, a la Casa de Tía Chole en una Colonia –de las más antiguas de la Ciudad - , donde encontrabamos automóviles muy antiguos, esos que todavía eran como muy redondeados y regordetes, tal vez Chevrolet’s ó Ford’s, creo que mi apá todavía contaba con la “Antonieta”… una camioneta Buik modelo 1956 que jalaba como el demonio y que nos dio tantísimas alegrías, le voy a preguntar a Elías de ello y pienso que también puede ser este motivo de otro relato… sigo

La casa, se encontraba en una esquina medio desolada y cercana a la Cárcelo de Lecumberri pero más cercana al Gran Canal, ese desagüe pestilente que saca la podredumbre del centro de la cuidad y que aún en nuestros días, se puede ver desde Río Consulado que se encuentra a cielo abierto, razón por la cuál y desde entonces, se alcanzan a degustar los olores de toda una cuidad.

Estoy entrando a la casa de la Tía Chole,  cierro los ojos y bien puedo retroceder en el tiempo para volver a vivir momentos maravillosos que vivimos en aquél lugar, tanto buenos como malos momentos que en la balanza de la vida, hoy día, me parece que fueron maravillosos. La entrada de una puerta de metal color rojo, viejo y descarapelado al igual que las paredes de la fachada que raramente se encontraban bien pintadas,  un poco de rojo óxido en la parte de abajo y color cremita el resto de la fachada… no sé, pero le preguntaré a Mamá  si es correcta mi apreciación… sigo

Al ingresar a la casa, se sentía el frescor de una casa antigua, una especie de “Casa Extendida” pues se tenían varios departamentos en la planta baja donde las familias que ahí habitaban, gozaban del cariño y la protección de una Tía que entregó su vida al servicio y al amor a sus semejantes, considerando de manera preponderante a su familia, creo que por sobre todas las cosas, prueba de ello es que aún la recordamos con harto cariño y mucho más respeto.

Los mosaicos del piso, en el patio principal, eran uno de color rojo y el otro blanco, intercalados uno con otro de tal forma que ese patio central (que de pequeño me parecía muy grande y cuando crecí me parecía un pequeño pasillo) tuviera el primer signo de alegría y nos diera la bienvenida a un mundo diferente, un tanto enigmático y en ocasiones hasta lúgubre, pues hacia el interior de los cuartos de los inquilinos, se dejaban asomar ojos entre penumbras de los que no podía distinguir su número, pero se veía que eran muchas las personas que ahí habitaban y que a nuestra llegada, guardaban silencio y observaban vigilantes nuestros movimientos ... muchos años después entendí el porqué y posiblemente escriba de ello en otro momento ... sigo

Entrando al patio, dabas la vuelta a la izquierda y encontrabas la escalera, de barandal de cemento rojo, frío pero muy lisito que te permitía deslizar la mano con una sensación de frescura desde el primer escalón hasta el último, que por cierto, tenían una huella muy pequeña (el ancho del escalón) y bastante alto el, lo que dificultaba un poco subir en un solo esfuerzo todo el recorrido. Al llegar al final de ella y a mano derecha, un par de escaloncitos y una puerta de madera muy vieja, que daba a un “cuartito” al que nunca entré, pero que supongo, utilizaba el Tío Panchito como dormitorio, más a la derecha, el pasillo de acceso a la azotea donde se encontraban los lavaderos y los tinacos en donde la pasamos muy bien pues formaba parte del “circuito” en el que nos movíamos para jugar y molestar a la “gente grande” que se encontraba en otro extremo de la casa.


Regreso al final de la escalera y viro a la izquierda donde me encuentro una macetas sumamente peculiares, blancas con destellos de luz que no recuerdo bien si se trataba de “espejitos” o bien de colores brillantes que reflejaban distintos tonos que limitaban llevar la vista un poco más allá para ver las pequeñas arcadas que daban a la calle principal, además de que estaban en alto pues contaban con pedestales del mismo material de la maceta –me parece recordar- , tenían plantas de helechos que de repente dificultaban un poco el ingreso a la casa que iniciaba con un par de escaloncitos para encontrar una puerta con herrería de color rojo brillante que nos daba la bienvenida.

La sala, el ingreso a la casa con piso de maderas de duela que al paso de las personas mostraban su edad pues rechinaban y hacían ruiditos extraños. Sillones verdes cubiertos de plástico que siempre al sentarse, se te pegaban las piernas, ha! Seguramente traía "chorcitos" pues me quedó profundamente grabado ese recuerdo. En las paredes, el título de la Profesora Soledad Becerra y el retrato inmaculado de Paulo VI, del que según recuerdo, fue visitado por la Tía en un esfuerzo inusitado para viajar al Baticano… preguntaré a mi Mami como fue aquello del viaje …. Sigo

El comedor, se me hacía grande y de madera pesada pues costaba trabajo mover las sillas para hacerte paso y dirigirse al pasillo lúgubre  en cuya primer puerta de la izquierda, se encontraba la cocina pequeña y con una estufita en la que la Tía seguramente realizaba suculentos guisos que nunca probé. Un poco más adelante y del lado derecho, el baño con una tina que siempre me pareció estar sucia, óxido, color y olor que denotaba la falta de aseo cuidadoso, creo que toda la casa siempre fue medio sucia pues la Tía Chole, me parece que nació viejita.

Al fondo del pasillo, la recámara que no ubico perfectamente la posición de los muebles ni como eran, si había más de una cama, ropero, tocador y buró, se trataba del dormitorio de la Tía y yo,  por lo regular me dirigía a la izquierda donde se encontraba una pequeña puertecilla que condución justamente a la azotea donde se encontraban los lavaderos, pero antes de salir por esa puerta se encontraba una pequeña escalerilla que te conducía a un cuarto más arriba, este cuarto esta repleto de ventanas por todos lados, muchísima luz entraba por todos lados y quedabas un tanto deslumbrado consecuencia de la diferencia en iluminación que se tenía en la parte de abajo, se me antojaba ese cuarto como un puesto de observación astronómico o bien. Como para ver el amanecer después de una buena velada con unas ricas “chelas”, éramos unos niños y aún no estaba en nuestros planes beber de dicho manjar, aunque sí estaba en nuestras preferencias (al menos en las mías) el sabroso licor que la Tía ofrecía a los adultos y que alguna vez probé a hurtadillas (creo que era vino de consagrar) o el eventualmente Rompope (el de la monjita) ... son las 3:21 y  sin sueño... Sigo

Al bajar de las escaleras del cuarto del tercer nivel y abrir la puerta, podíamos cerrar el circuito (que utilizábamos para jugar a “a que no me alcanzas”) para pasar por los lavaderos y tinacos, pasar frente a la puerta de madera desvencijada, bajar los escaloncitos, encontrarse con los helechos, subir dos escaloncitos más, la puerta de herrería con cristalitos, los sillones verdes, el comedor (difícil de mover), pasillo lúgubre, olorcito medio raro del baño para derivar nuevamente en la puertecita de la escalerita hasta el momento que por alguna razón que no recuerdo, regresaba al sillón verde recubierto de plástico al que se pegaban mis piernas… pues como nooooo!, si había estado brinque y brinque y juegue y juegue de un lado para otro!.


Finalmente y una vez terminada la visita, bajar por las escaleras… se antojaba, bajar de Bombero!!! Pero noooo! Al final de la escalera, el pasamanos tenía un pequeño borde que de haber bajado el estilo Bombero, hubiera dañado las joyas de la familia además de que tenía la suficiente inclinación como para romperte la maceta si tratabas de bajar por el pasamanos... recuerdo que así podíamos bajar en la escalera de la casa de Abuelita María …. seguramente escribiré de ella en otra ocasión pues tengo maravillosos recurdos de ella también.

Ahora, intentaré conciliar el sueño y espero poder conseguirlo, pues ya desperté a mi mamá quien se espantó pues pensó que algo me dolía o bien, que andaba medio “jirito”.

Gracias a la Vida por darme la oportunidad de poder atesorar con el tiempo y poder compartir, mis recuerdos maravillosos.

Hasta pronto  !
Abdel.