Al fin .... se ha encontrado el origen de tan ilustre apellido !!!! Aunque se identifica inicialmente en Género Masculino su significado es:
BECERRO -
Que ve u observa una loma, colina o montaña pequeña.
Aplausos !!!
jueves, 26 de abril de 2012
jueves, 5 de abril de 2012
lunes, 20 de febrero de 2012
Habemus Doitora
Annuntio vobis gaudium magnum;
Habemus Doitora:
Eminentissimum ac reverendissimum Deesset,
Dominum [Janet]
Doitora in hospitalis ABC
Qui sibi nomen imposuit [Doitora House]
No hay fecha que no se
cumpla, , el día ha llegado, por fin el sueño que tuvo mi madre se ha realizado.
Me la imagino con una sonrisa al ver que su nieta cumplió su tan anhelado
sueño, que un miembro de su familia sea medico. Ninguno de sus 4 hijos nos
inclinamos por esa profesión pero tuvo que venir Janet para mostrarnos que si se pudo.
¿Por qué tendría mi mamá
ese deseo tan marcado? Buscando la respuesta , creo yo encontrarla en su vida
laboral donde pudo trabar amistad y hasta noviasgos con médicos. Recuerdo a mi
padre que en plan de burla mencionaba insistentemente a uno de ellos como “El Patotas”
ò “El castor” y viendo algunas fotos de ella por los años cuarentas , quizás
cincuentas siempre andaba rodeada de amigos médicos y supongo que por aquellas
épocas un medico era una persona fuera de lo común, al cual se les llegaba a
admirar y socialmente era un prometedor “buen partido”.
Ah se me olvida mencionar
que la vida da vueltas y para muestra esta que un amigo de Janet de la
secundaria y al cual sigue frecuentando ,
no es el patotas pero si tiene el
bien ganado sobrenombre de “El manotas” (por algo será)
Rubén Ortiz
lunes, 13 de febrero de 2012
El deseo cumplido
Nos vamos a pasar navidad en México, nos dijo mi papá una noche, iremos a casa de los abuelos en Asperón. Se hicieron los preparativos, y llegó la fecha de partir, salimos por la tarde de Aguascalientes, todavía con luz y tomamos carretera. Íbamos en el Rambler color verde agua flamantito ya no fuimos en el Plymouth verde. Yo pude acomodarme en el medallon trasero acostado, para distraernos nos dijo mi madre. A ver quien ve la primera estrella, para que pida un deseo, y todos pegados a las ventanillas buscabamos en un cielo que aun no oscurecía la estrella que nos permitiera ser el afortunado que pediría un deseo. yo tenía una posicion ventajosa pues mi panorama en el medallón trasero era inmejorable y así fue de favorable que de pronto divisé una estrella y rápido grité ahi está, es mi estrella, veanla todos asintieron que yo lo habia conseguido. Guarde silencio y me concentré a pedir mi deseo de recibir un regalo que añoraba. Legamos a México habiendo hecho escala en algun poblado que no recuerdo.Llegó la Navidad y los regalos, cuando abri mi regalo quede pasmado, al quitar los papeles de envoltura de mi regalo quedó al descubierto un arco y flechas, El deseo cumplido de mi peticion al cielo. Nunca he olvidado ese increíble momento en que la dicha inundo mi corazón.
Raul Becerra
Raul Becerra
miércoles, 1 de febrero de 2012
Mis Recuerdos Maravillosos - Casa de Tía Chole
Son las 2:40 de la madrugada del 20 de Agosto del 2011 y he tenido a bien leer el Blog de los Becerra hace ya más de 2 horas y desde entonces, no he podido “pegar el ojo” pues me he encontrado con el relato de la Casa de Tía Chole …. un relato muy bien escrito y al más puro estilo del Primo Rubén ... Ojalá y algún día se te quite la flojerita y nos deleite con más escritos como ese.
Pensé en escribir en el blog, pero parece ser que olvidé la contraseña y he tomado la decisión de escribir algunas ideas al estilo de una carta, como cuando mi Prima Gaby escribía a mi Mamí con una caligrafía perfectamente estilizada que me deleitaba la pupila cuando tenía oportunidad de leerla… creo que bien puede ser este recuerdo, motivo para realizar otro relato de esta índole… sigo….
Me transporto a los años 70’s, a la Casa de Tía Chole en una Colonia –de las más antiguas de la Ciudad - , donde encontrabamos automóviles muy antiguos, esos que todavía eran como muy redondeados y regordetes, tal vez Chevrolet’s ó Ford’s, creo que mi apá todavía contaba con la “Antonieta”… una camioneta Buik modelo 1956 que jalaba como el demonio y que nos dio tantísimas alegrías, le voy a preguntar a Elías de ello y pienso que también puede ser este motivo de otro relato… sigo
La casa, se encontraba en una esquina medio desolada y cercana a la Cárcelo de Lecumberri pero más cercana al Gran Canal, ese desagüe pestilente que saca la podredumbre del centro de la cuidad y que aún en nuestros días, se puede ver desde Río Consulado que se encuentra a cielo abierto, razón por la cuál y desde entonces, se alcanzan a degustar los olores de toda una cuidad.
Estoy entrando a la casa de la Tía Chole, cierro los ojos y bien puedo retroceder en el tiempo para volver a vivir momentos maravillosos que vivimos en aquél lugar, tanto buenos como malos momentos que en la balanza de la vida, hoy día, me parece que fueron maravillosos. La entrada de una puerta de metal color rojo, viejo y descarapelado al igual que las paredes de la fachada que raramente se encontraban bien pintadas, un poco de rojo óxido en la parte de abajo y color cremita el resto de la fachada… no sé, pero le preguntaré a Mamá si es correcta mi apreciación… sigo
Al ingresar a la casa, se sentía el frescor de una casa antigua, una especie de “Casa Extendida” pues se tenían varios departamentos en la planta baja donde las familias que ahí habitaban, gozaban del cariño y la protección de una Tía que entregó su vida al servicio y al amor a sus semejantes, considerando de manera preponderante a su familia, creo que por sobre todas las cosas, prueba de ello es que aún la recordamos con harto cariño y mucho más respeto.
Los mosaicos del piso, en el patio principal, eran uno de color rojo y el otro blanco, intercalados uno con otro de tal forma que ese patio central (que de pequeño me parecía muy grande y cuando crecí me parecía un pequeño pasillo) tuviera el primer signo de alegría y nos diera la bienvenida a un mundo diferente, un tanto enigmático y en ocasiones hasta lúgubre, pues hacia el interior de los cuartos de los inquilinos, se dejaban asomar ojos entre penumbras de los que no podía distinguir su número, pero se veía que eran muchas las personas que ahí habitaban y que a nuestra llegada, guardaban silencio y observaban vigilantes nuestros movimientos ... muchos años después entendí el porqué y posiblemente escriba de ello en otro momento ... sigo
Entrando al patio, dabas la vuelta a la izquierda y encontrabas la escalera, de barandal de cemento rojo, frío pero muy lisito que te permitía deslizar la mano con una sensación de frescura desde el primer escalón hasta el último, que por cierto, tenían una huella muy pequeña (el ancho del escalón) y bastante alto el, lo que dificultaba un poco subir en un solo esfuerzo todo el recorrido. Al llegar al final de ella y a mano derecha, un par de escaloncitos y una puerta de madera muy vieja, que daba a un “cuartito” al que nunca entré, pero que supongo, utilizaba el Tío Panchito como dormitorio, más a la derecha, el pasillo de acceso a la azotea donde se encontraban los lavaderos y los tinacos en donde la pasamos muy bien pues formaba parte del “circuito” en el que nos movíamos para jugar y molestar a la “gente grande” que se encontraba en otro extremo de la casa.
Regreso al final de la escalera y viro a la izquierda donde me encuentro una macetas sumamente peculiares, blancas con destellos de luz que no recuerdo bien si se trataba de “espejitos” o bien de colores brillantes que reflejaban distintos tonos que limitaban llevar la vista un poco más allá para ver las pequeñas arcadas que daban a la calle principal, además de que estaban en alto pues contaban con pedestales del mismo material de la maceta –me parece recordar- , tenían plantas de helechos que de repente dificultaban un poco el ingreso a la casa que iniciaba con un par de escaloncitos para encontrar una puerta con herrería de color rojo brillante que nos daba la bienvenida.
La sala, el ingreso a la casa con piso de maderas de duela que al paso de las personas mostraban su edad pues rechinaban y hacían ruiditos extraños. Sillones verdes cubiertos de plástico que siempre al sentarse, se te pegaban las piernas, ha! Seguramente traía "chorcitos" pues me quedó profundamente grabado ese recuerdo. En las paredes, el título de la Profesora Soledad Becerra y el retrato inmaculado de Paulo VI, del que según recuerdo, fue visitado por la Tía en un esfuerzo inusitado para viajar al Baticano… preguntaré a mi Mami como fue aquello del viaje …. Sigo
El comedor, se me hacía grande y de madera pesada pues costaba trabajo mover las sillas para hacerte paso y dirigirse al pasillo lúgubre en cuya primer puerta de la izquierda, se encontraba la cocina pequeña y con una estufita en la que la Tía seguramente realizaba suculentos guisos que nunca probé. Un poco más adelante y del lado derecho, el baño con una tina que siempre me pareció estar sucia, óxido, color y olor que denotaba la falta de aseo cuidadoso, creo que toda la casa siempre fue medio sucia pues la Tía Chole, me parece que nació viejita.
Al fondo del pasillo, la recámara que no ubico perfectamente la posición de los muebles ni como eran, si había más de una cama, ropero, tocador y buró, se trataba del dormitorio de la Tía y yo, por lo regular me dirigía a la izquierda donde se encontraba una pequeña puertecilla que condución justamente a la azotea donde se encontraban los lavaderos, pero antes de salir por esa puerta se encontraba una pequeña escalerilla que te conducía a un cuarto más arriba, este cuarto esta repleto de ventanas por todos lados, muchísima luz entraba por todos lados y quedabas un tanto deslumbrado consecuencia de la diferencia en iluminación que se tenía en la parte de abajo, se me antojaba ese cuarto como un puesto de observación astronómico o bien. Como para ver el amanecer después de una buena velada con unas ricas “chelas”, éramos unos niños y aún no estaba en nuestros planes beber de dicho manjar, aunque sí estaba en nuestras preferencias (al menos en las mías) el sabroso licor que la Tía ofrecía a los adultos y que alguna vez probé a hurtadillas (creo que era vino de consagrar) o el eventualmente Rompope (el de la monjita) ... son las 3:21 y sin sueño... Sigo
Al bajar de las escaleras del cuarto del tercer nivel y abrir la puerta, podíamos cerrar el circuito (que utilizábamos para jugar a “a que no me alcanzas”) para pasar por los lavaderos y tinacos, pasar frente a la puerta de madera desvencijada, bajar los escaloncitos, encontrarse con los helechos, subir dos escaloncitos más, la puerta de herrería con cristalitos, los sillones verdes, el comedor (difícil de mover), pasillo lúgubre, olorcito medio raro del baño para derivar nuevamente en la puertecita de la escalerita hasta el momento que por alguna razón que no recuerdo, regresaba al sillón verde recubierto de plástico al que se pegaban mis piernas… pues como nooooo!, si había estado brinque y brinque y juegue y juegue de un lado para otro!.
Finalmente y una vez terminada la visita, bajar por las escaleras… se antojaba, bajar de Bombero!!! Pero noooo! Al final de la escalera, el pasamanos tenía un pequeño borde que de haber bajado el estilo Bombero, hubiera dañado las joyas de la familia además de que tenía la suficiente inclinación como para romperte la maceta si tratabas de bajar por el pasamanos... recuerdo que así podíamos bajar en la escalera de la casa de Abuelita María …. seguramente escribiré de ella en otra ocasión pues tengo maravillosos recurdos de ella también.
Ahora, intentaré conciliar el sueño y espero poder conseguirlo, pues ya desperté a mi mamá quien se espantó pues pensó que algo me dolía o bien, que andaba medio “jirito”.
Gracias a la Vida por darme la oportunidad de poder atesorar con el tiempo y poder compartir, mis recuerdos maravillosos.
Hasta pronto !
Abdel.
viernes, 20 de enero de 2012
Mi cuarto de estudiante
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBB7cO4VA4tL8vt9MF9f-gSJrIPBd8KibVtiQpnMYvyeGrEw7Meb3id8crcVTXyaFdixAW_DQt-LaEHqqD2WenOC8JKJrS98huA0xdyi9i88G-zy-_8VNCfr_9v01Ftpc50RFBg3gaOlhx/s400/collage+soltero.jpg)
Cuando cursaba mi carrera en la ciudad de las rosas, vivi un tiempo en casa de mi abuelita paterna María Sánchez Villalón en una de las habitaciones de su casa, en ella tenía mi restirador (donado por mi Tia Ofe) sonorizado con un estereo de auto con un par de bocinas a nivel de techo en cajas acusticas pintadas de negro y un monton de cassetes, el techo lleno de colguijes y adornos suspendidos con hilo de pescar de cilindros recortados de un tubo cromado, debía haber cerca de 60 arillos pegados con su respectivo colguije, pinté en las paredes las franjas del los colores de mi alma mater que son negro, rojo y amarillo, paralelas que tracé en las cuatro paredes subiendo y bajando alrededor del mobiliario. Mi cama con una colcha negra y una luz negra indirecta que le daba al cuarto una iluminacion estrambótica, en el acceso una moneda de 5 pesos pegada al piso que obligaba al que entraba a querer recogerla y ¡oh! sorpresa, ¡era broma! Sobre la cama como cabecera realicé un collage de recortes, fotografias e ilustraciones con un marco pintado en color negro (un detalle lo ilustra la fotografía). En una ocasion decidí pintar de color aluminio una llave de agua que habíamos reemplazado y luego puse un clavo en la pared arriba de mi cama y alli metí el extremo de la llave.
Cuando regresé de la facultad estaba mi abuelita sentada en mi cama esperándome, me preguntó asi:
- ¿para que quieres agua arriba de tu cama?
Que lindura y que ingenuidad de mi abuelita. ¡Horas ha de haber pasado imaginando mil cosas que me habian llevado a instalar una toma de agua sobre mi cama! le desmonté la llave, le mostré el clavo y solo me dijo:
- ¡Ah muchacho!
Naturalmente ella ya sabía de la moneda, de la luz negra, y de muchas mas cosas más que había en mi cuarto.
Así fué como viví una época maravillosa en mis años de estudiante al lado de mi abuelita María.
Raul Becerra
lunes, 2 de enero de 2012
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfkB4ZK9VM9xfdNbXOLAyizyBvEHaiPWO9YWajPGRfw9tBGuw4cw9kskmBtgkrN-9NfX1T3x4-N2fSfMcXeJlqzIZ_c9ELs_5oJT0BuD3evDitAs_oScO-Vf9weQioJfPp2timt1xMVEEr/s400/los+becerra+para+clasificacion.jpg)
1. Tio David Vega
2. Tia Esperanza Becerra
3. Tia Ana Maria Becerra
4. La Inspectora Federal de la escuela donde daba clases la Tia Chole.
5. Primo Raul Muñuzuri Becerra
6. Primo David Vega Becerra
7. Tia Abuela Soledad Becerra Hdz.
8. Prima Yolanda Vega Becerra
9. Tia Minerva Becerra Sanchez
10. Primo Jorge Muñuzuri Becerra
11. Tia Ofelia Becerra Sanchez
12. Tia Sara Becerra Sanchez
13. Prima Minerva Vega Becerra
14. Tio Jose Manuel Guillermo Becerra Sanchez
15. Tia Olga Yolanda Sierra Gutierrez
16. Prima Rosy
17. Prima Graciela Vega Becerra
18. Tio Enrique Becerra Sanchez
19. Abuela Maria Sanchez Villalon
20. Abuelo Felix Becerra Hernández
21. Prima Patricia Diaz Becerra
22. Prima Maria Gabriela Becerra Sierra
23. Prima Malena Diaz Becerra
24. Primo Fernando Vega Becerra
25. Prima Beatriz Diaz Becerra
26. Prima Nidia Diaz Becerra
27. Primo Eduardo Vega Becerra
28. Primo Abdel Gutierrez Becerra
29. Primo Raul Tomas Becerra Sierra
30. Prima Yolanda Susana Becerra Sierra
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La cabaña del abuelo Felix
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-TKNh_DRdaaAiasZyynAoFCrahCmkfPsTwYuyde-5Dqg70BwXxsxN27dGlK_vJaDgH6z5lQ0fZX4tN_aKsqUi2RElb_8AcsOR9271PQZTWQvECiSXVsJvdYbNv_BgpzIPTlCi-ZTVZ-fg/s400/la+caba%25C3%25B1a+del+abuelo.jpg)
Ibamos a escondidas, sabiamos que el abuelo Felix no gustaba que le husmearan en sus telebrejos, pero la curiosidad y ese misterio que envolvia la cabañita nos llevaba a entrar,
Elias, Abdel, Luis, Ruben y yo entrabamos y recorriamos los pasillitos en penumbra, objetos "milenarios" llenos de polvo de años, de repente nos sobresaltabamos con la irrupcion de alguna lagartija, que era como un dragón que intempestivamente nos saltara a los intrusos marcando su territorio, palas, alcayatas, cadenas, tablas, mil telebrejos que guardaba el abuelo por si se ofrecia alguna vez y que a mi me parecian las colecciones de un castillo abandonado. Luissssss!!!! Eliiiiiiiiii!!!! Raullllllllll!!! donde andan? se escuchaban las voces de las madres que nos llamaban, ya sabian que si no haciamos ruido, travesura segura la que estariamos tramando.
Aca estamos en la higuera, Peor tantito, pues se suponia que los higos estaban verdes aún. Que recuerdos de mis idas a casa de los abuelos en Asperon. Alli permanecen en mi memoria.
Raul Tomas Becerra Sierra
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